El autor nos cuenta una metáfora fundamentada en un desfile olímpico en el que los países proceden de manera ordenada según las condiciones de vida de sus pueblos. El argumento central es que no hay orden ni continuidad en la demostración, puesto que algunos salieron más temprano, otros más tarde, mientras que otras fueron en sentido contrario y empeoraron cada vez más agravando su situación.
Esta confusión nos muestra la dificultad para medir el bienestar, lo que nos lleva a una de las preguntas más importantes que se plantean en el libro: ¿cómo definimos el bienestar como un todo? Estos temas han atraído la atención de generaciones de economistas y son el contenido central del libro, que trata estos temas desde una perspectiva amplia.
Desde el punto de vista de Deaton, la falacia es que el aumento abrumador en la distribución de los ingresos más altos es inofensivo para los grupos de bajos ingresos, y el énfasis en el dinero es inapropiado y unilateral. Si se adopta un concepto más amplio de bienestar, que incluya la calidad institucional, la participación cívica, la educación y la salud, entonces está claro que la desigualdad económica representa una amenaza para la democracia y perjudica a las personas.
Un libro muy interesante.
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